Historia de una pasión: Steven Seagal y yo
Capítulo segundo

Cuando mencione detalles que todavía me avergüenzan, voy a seguir con analogías que, si realmente piensan en ellas, tienen sentido, pero son un poco difíciles de comprender en primera instancia. No voy a admitir que aún con 15 años ella era más experimentada en el amor que yo. Voy a pedirte que imagines un Steven Seagal joven, cuando aún no era un maestro en su arte; quizás como un alumno intermedio, guiando a uno de los estudiantes novatos en ejercicios de bloqueo, paso y patada durante el precalentamiento antes de clase. Tampoco voy a decirles que antes de esa tarde en el sillón de mi casa, sólo había besado tímidamente y casi por accidente a una chica en toda mi vida; fue en la comisura de los labios y apenas me sirvió como preámbulo para un rotundo rechazo. En vez de eso, voy a compartir informalmente el recuerdo de la vez en que hice guantes con Chuck Norris, que me dejó intentar golpearlo infructuosamente un par de veces, pero se aburrió rápido y ni siquiera se gastó en romper algunas de mis costillas con una simple patada.

Lo interesante de Steven Seagal es que no es pretencioso. No hay momentos en que le falte ni le sobre elegancia, incluso cuando tiene que recurrir a armas de fuego o la vez que tuvo que proteger una reserva natural en Alaska. Quizás sus recursos no son tan emocionantes como las piruetas surrealistas de Jackie Chan o los movimientos exhaustivamente frenéticos de Jet Li; tampoco es tan vistoso como Jean-Claude Van Damme, cuyos movimientos son enmascarados por una técnica que es muy entretenida de ver, pero completamente inútil en una situación de combate de la vida real. Más que nada, Steven Seagal es efectivo, y no se ve acomplejado por esto. Su mente está enfocada en someter al contrincante. Por otra parte, yo estaba preocupado por la frescura de mi aliento y ansioso por recibir mi merecido.

(continuará...)

Capítulo primero

1 Caca(s) de mono:

Mantis dijo...

Aguante Steven Seagal, el único carpintero/agente del FBI que usa cola de caballo y no se saca la campera de cuero para arreglar el piso.