Historia de una pasión: Steven Seagal y yo
Capítulo primero

Todo el mundo adora sentirse desbordado por la pasión. Así como todos disfrutamos de una buena dosis de artes marciales y violencia sin sentido.

Así que voy a relatarles algunas cosas de mi primera historia de amor con la que fuera por entonces mi novia, cuando yo aún tenía 16 años. Para preservar su intimidad, en vez de usar su nombre real me voy a referir a ella como Steven Seagal: maestro de Aikido, superestrella cinematográfica de acción y guitarrista subestimado (un dato que pocos conocen). Así mismo, cualquier detalle personal sobre mi ex-novia que pueda implicarla directamente será sustituido para indicar logros conseguidos por el Sr. Seagal.

Por ejemplo, en vez de referirme a Lorena como capitana del equipo de hockey de un colegio católico, voy a decir de ella que fue séptimo dan de Aikido; y cuando diga “protagonista de los éxitos de taquilla Alerta Máxima 1 y 2” en realidad quiero decir “catequista y miembro del coro de la parroquia del barrio entre los años 96 y 98”.

Cualquier referencia a actividades sexuales que hayamos entablado será disimulada como maniobras de artes marciales o quizás como llaves y tomas de lucha realizadas aplicando una ligera presión sobre articulaciones y puntos claves del cuerpo utilizando la energía y fuerza del adversario en su contra. De este modo, no voy a decir que Lore fue la primera chica que besé con lengua, sino algo al estilo de “Steven Seagal me inmovilizó presionando fuertemente con su pulgar en la base de mi cuello y me pegó un rodillazo tan fuerte en la boca que terminé tragando fragmentos de dientes y necesitando cirugía para reconstruir mi mandíbula”.

(Continuará...)

3 Caca(s) de mono:

Anónimo dijo...

Uy Dió. Ni me quiero imaginar que vas a poner cuando quieras contar que ella te metió el dedo en el culo :P

Anónimo dijo...

Corazón.... debés haber tenido una niñez dificil. Y ni hablar de tu adolescencia!

Rambo dijo...

a kadorna: esas cosas no se cuentan

al usuario anónimo: Mi niñez y mi adolescencia fueron más que felices, con sus altibajos como cualquier persona. ¿Quién no tuvo un desengaño amoroso, fue abducido por extraterrestres o perdió un brazo en la guerra del Chaco?